La detección de fugas es un proceso fundamental para identificar y localizar pérdidas de agua, gas u otros líquidos en sistemas de tuberías, ya sea en viviendas, edificios industriales, redes de distribución de agua o gas, entre otros. 

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Existen diversas técnicas para llevar a cabo la detección de fugas, adaptadas a diferentes tipos de instalaciones:

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Inspección visual: En algunos casos, las fugas son evidentes a simple vista, como en goteras, humedades o manchas en paredes y techos. Sin embargo, muchas fugas pueden estar ocultas, especialmente en instalaciones subterráneas o dentro de paredes.

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Pruebas de presión: Consisten en aplicar presión al sistema de tuberías y monitorear cualquier caída de presión, lo que indicaría la existencia de una fuga. Si la presión disminuye sin justificación, se sabe que algo está fallando en el sistema.

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Detección acústica: Se utiliza equipos especializados que capturan los sonidos generados por una fuga. Estos dispositivos pueden detectar ruidos de agua fluyendo o gas escapando, lo que permite localizar el punto exacto de la fuga, incluso cuando está oculta bajo tierra o en lugares difíciles de acceder.

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Tecnología de imágenes térmicas: Se emplean cámaras infrarrojas que detectan las diferencias de temperatura causadas por el flujo de agua o gas. Las áreas con fugas suelen tener temperaturas distintas a las del entorno, lo que permite localizarlas sin necesidad de abrir el sistema.